Durante los últimos años la idea de que nos encontramos frente a la emergencia de un nuevo paradigma en el ámbito de la inteligencia para dar respuestas a las nuevas amenazas para la seguridad (concepto multidimensional), y no una mera evolución del paradigma anterior, ha cobrado fuerza. Ello no implica que el paradigma anterior desaparezca o que deje de ser válido para dar respuesta a las amenazas tradicionales, sino más bien que el nuevo escenario de seguridad requiere de nuevas metodologías y procedimientos por parte de las comunidades de inteligencia.

Se ha señalado precisamente que el establecimiento de verdaderas comunidades cohesionadas y coordinadas como una de los aspectos más importantes en la adaptación de los sistemas de inteligencia, así como la necesidad de interacción con elementos externos a los servicios, procedentes del mundo académico, de la empresa o de otras administraciones con el objetivo de aprovechar el conocimiento explícito que desde los mismos se genera, así como explotar el conocimiento tácito que éstos poseen.

Por su parte, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, si bien han favorecido el surgimiento de nuevas amenazas para la seguridad y propiciado la aparición de nuevos campos de batalla (el ciberespacio), también posibilitan, a través de diferentes herramientas, la interacción, el trabajo de carácter colaborativo sin la sujeción a un espacio físico determinado, o el establecimiento de redes y comunidades de conocimiento de carácter multinacional. Asimismo, las TIC posibilitan la elaboración de productos de inteligencia multimedia, permitiendo añadir capas de información a los tradicionales informes de naturaleza textual. De esta forma, en el seno de algunas comunidades de inteligencia se vienen realizando proyectos pioneros de estas características que aprovechan las posibilidades que para la generación de conocimiento brindan las nuevas tecnologías.