Los servicios de inteligencia chinos están fortaleciendo su proyección en el exterior enfocándose en sus principales intereses políticos, económicos y militares. Existen casos llamativos en sectores estratégicos como las telecomunicaciones y el sector energético que sirven como ejemplos de actuación de dichos servicios. Este tipo de actividad se ha visto multiplicada en los últimos años a causa del creciente uso del ciberespionaje en conjunto con métodos tradicionales.